LOS PRIMEROS TEBEOS
EUROPEOS XVII
(Los
primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
TÍNTÍN EN EL CONGO
Auto retrato (1930)
George Prosper Remi, Hergé (1907 -1983)
■ Tintín en El Congo (1930): Segunda aventura de Tintín tras Tintín en el País de los Soviets, las dos obras malditas de Hergé. La verdad es que Hergé hubiese preferido enviar a Tintín a América a enfrentarse a gangsters y recorrer el salvaje oeste, lo que ya había hecho con Totor, su personaje anterior que fue un prototintín. Pero de nuevo, como en la aventura anterior, el Abad Wallez, director del periódico belga XXO Siècle, haciendo valer su autoridad y la influencia y ascendencia que tenía sobre el joven Hergé, impuso su criterio y la nueva aventura del joven reportero belga se orientaría a ensalzar la labor misionera.
Tintín iría al Congo (al Congo belga
claro) y así se anunció en la publicación Le Petit Vingtième (suplemento
juvenil del periódico antes mencionado que publicaba las historias de Tintín
y que Hergé dirigía) el 29 de Mayo
de 1930.
© Casterman de las imágenes de Tintín.
Preparativos de viaje:
En los tiempos en que las potencias europeas se repartían África (1885) el rey Leopoldo II de Bélgica se apropió a título personal del Congo Belga. Incapaz de gestionar económicamente su adquisición y presionado por la comunidad internacional y por la propia opinión pública belga a causa de sus desmanes, lo regaló en 1908 al pueblo belga, que demostró poco entusiasmo con el presente. Sólo los misioneros demostraron mayor compromiso con labores educativas y evangélicas sobre todo. El abad Wallez comisionado por el Ministerio de Colonias belga quería dar un impulso a estas acciones y animar a la juventud belga a implicarse en ellas transmitiendo un relato (que se diría ahora) positivo de la presencia belga en la colonia. Una política acorde con la línea editorial de XXO Siècle. En 1930 el Congo Belga era una cuestión de actualidad en la sociedad belga.
Tintín se embarca para África y es despedido por admiradores, curiosos y periodistas. Entre estos no pueden faltar los boy-scouts (asociación a la que Hergé pertenecía) y Quick y Flupe, otros dos célebres personajes de Hergé que hacen un cameo.
En la versión
redibujada y coloreada de Tintín en El Congo, realizada
16 años después, vuelven a aparecer los boy-scouts, Quick y Flupe
y además los policías Hernández y Fernández (dos personajes
del elenco de secundarios de Tintín que en la versión original
aún no habían sido creados). Entre los periodistas se autorretrata Hergé.
Nada más embarcar Milú tiene
un tropiezo con un loro que provoca alarmas innecesarias.
Los loros impertinentes
y causa de mal entendidos son una constante en los tebeos desde The
Yellow Kid and his New Phonograph, para muchos la primera historieta de
la historia, valga la redundancia.
La trifulca resultante entre Milú y el loro puede recordar a otras peleas entre perros y aves. De nuevo hay que nombrar a patriarcas de los tebeos como Wilhem Busch y Rudolph Dirks.
Ilustraciones de Hans
Patachula de Busch.
Tintín en el Congo. The Katzenjammer Kids de Dirks.
Hans Patachula de Busch.
Los loros volverían a dar guerra en aventuras posteriores de Tintín, algo debía de tener Hergé con estos pájaros.
La oreja rota.
“Al
día siguiente me obligó a limpiar la jaula de su loro, discreto animal que
hablaba como un teólogo y nos despertaba a todos por la mañana, gritando: Perro inglés, perro inglés.” (Episodios Nacionales: Trafalgar, Benito
Pérez Galdós).
Recursos gráficos:
Hergé sigue demostrando en Tintín en El Congo su dominio de los recursos gráficos propios de los tebeos, depurando trazo y estilo.
Tintín en el Congo.
Viñeta de Coll, autor español al que se ha incluido en el estilo Línea Clara, el de Hergé. “Ella se llegó a mí furiosa, y sin previo aviso me descargó en la popa la andanada de su mano derecha con tan buena puntería que me hizo ver las estrellas.” (Episodios Nacionales: Trafalgar, Benito Pérez Galdós).
Buz Sawyer.
Angelito de McManus, quien fue toda una referencia para Hergé. Tintín en el Congo.
Lucha con fieras:
Todo aventurero que se
precie se las tiene que ver con animales salvajes. Una situación recreada siglos
ha en los circos romanos, de la que la tauromaquia sea quizá un testimonio
residual, y que se ha dado en multitud de novelas de aventuras y películas.
Tintín ya se enfrentó con una
bestia en Tintín en el País de los Soviets. Concretamente con un oso, lo propio en Rusia. Combate
desigual del que salió triunfante como Davy Crokett o Hugo Hercules, no
pudieron decir lo mismo el rey asturiano Favila
o el trampero Hugh Glass (véase la película El Hombre de una Tierra Salvaje o El
Renacido).
Viajando al Congo Tintín se enfrentará, cómo no, con la fauna africana, el Gran Cazador Blanco. Pero ya antes de llegar al Continente Negro habrá de hacer frente a un tiburón. Otro contrincante clásico de los grandes aventureros.
Tintín en
el Congo.
Las islas afortunadas:
Antes de desembarcar en
El Congo, Tintín pasa muy cerca de Tenerife. Llega a distinguir la nevada
cumbre de El Teide. Las Islas
Canarias es un paso obligado si vienes en barco desde el norte de Europa. La
referencia a Canarias se omitió en la versión coloreada posterior.
Bienvenido Monsieur Tintín:
Tintín llega por fin al Congo, a Matadi concretamente. Allí tiene un recibimiento triunfal que es un reflejo de la expectación que suscitó entre los congoleños Tintín en el Congo.
Tintín en el Congo.
Los misioneros belgas dieron difusión a las entregas de Le Petit Vingtième, a cuya redacción llegan cartas de los mismos, comentando la reacción de los lectores: “Mis chavalillos indígenas se interesan muchísimo por Tintín (...). Le invitan a que venga a pasar unos días a su aldea”. También llegó la carta del joven Kyola Kongo que venía a decir lo siguiente: “Yo negrito mu contento amiguito tintín buena salud. Yo contento tintín venir aquí. Nosotros no comerlo. Haber mucha comida aquí. Yo terminado, Kyola”. Hergé recibió críticas por la forma en que se expresaban los personajes nativos, pero no andaba desencaminado teniendo en cuenta la epístola anterior.
Organizando la expedición:
Tintín se hace con los servicios de Coco, un joven nativo que dará bastante juego en la historia. Esta pareja recuerda a quien suscribe a la formada por el cazador Eustaquio Morcillón y su subalterno Babali, personajes creados por el desparecido Benejam para TBO en 1946. También podrían recordar a otra pareja de cazador blanco y ayudante, el nativo Coco-coló, de la serie Cazando fieras de Mart para la publicación Pim, Pam Pum de los años 50. Aunque estos personajes seguramente tengan más que ver con la serie conocida en España como Cazando fieras vivas, basada en las vivencias del popular cazador Frank Buck, de las que probablemente también tuviera noticia Hergé.
Tintín y Coco.
Tintín se procura también un vehículo. Un modelo transahariano según el vendedor, que no es otra cosa que un Ford-T, el automóvil universal según Henry Ford. Un coche que seguramente Hergé se hartaría de ver en las películas cómicas estadounidenses de la época. En cualquier caso Hergé se molestó en reproducir con exactitud los vehículos que aparecían en Tintín. Entre su, cada vez más extenso, equipo de ayudantes hubo uno dedicado casi en exclusiva a dibujar coches.
Ford – T.
El Ford-T fue un coche muy
versátil que podía ser conducido incluso por las vías de ferrocarril gracias a
sus ruedas metálicas. No sé si Hergé era
conocedor de este detalle, pero desde luego Tintín sí hizo uso de
esta prestación.
¡Qué viene el coco!
Como ya se dijo Tintín habrá de vérselas con casi todas las fieras africanas. Su primer encuentro será con un cocodrilo. Resolverá la situación con un recurso no pocas veces visto en los tebeos.
Tintín en el Congo.
Más cocos.
Aparte de ser un sabroso fruto, los cocos, en los tebeos, suelen acabar siendo armas arrojadizas.
Tintín en el Congo.
El tesoro de Rackham El Rojo.
Matanza de antílopes y bichos en general.
Sin proponérselo Tintín
se carga a un montón de antílopes. Hergé
sólo buscaba un gag que hoy en día resulta inapropiado para sensibilidades
ecologistas y animalistas. La verdad es que Tintín, en
esta aventura, es bastante bestia con las bestias, valga la redundancia. En
cualquier caso el gag mencionado es una referencia a un pasaje de la obra Los silencios del coronel Bramble
de André Maurois (seudónimo
de Émile Salomon Wilhem Herzog) que
narra sus experiencias como intérprete y agente de enlace francés con la Fuerza
Expedicionaria Británica en África durante la I Guerra Mundial.
La sangre aparece
varias veces en Tintín en el Congo. En la versión coloreada realizada años
después se suprime.
¡Dale caña al mono!
El siguiente bicho que se carga Tintín es un mono. No está claro de qué especie. Lo bastante grande, eso sí, para que Tintín se haga un disfraz con su pelleja, con el que engaña a otro mono que se había apoderado del incauto Milú. Esta treta es también de lo más socorrida en los tebeos.
The Katzenjammer Kids.
Otra vez el tren.
Como en las aventuras anterior y posterior, en Tintín en El Congo hay un accidente ferroviario.
Tintín en el País de
los Soviets.
Tintín en América.
Es de suponer que lo del tren le hacía especial gracia a Hergé, quizá habría visto situaciones parecidas en las películas cómicas norteamericanas de la época.
Los Babaorom.
El incidente del tren
da lugar a que Tintín pasé algún tiempo en la tribu de Los Babaorom, cuyo rey no
puede dejar de recordarle a quien suscribe al Rey Bongo de The
Katzenjammer Kids.
La actitud de Tintín con los nativos podría calificarse, siendo benevolente, cuando menos de paternalista. El mismo calificativo podría aplicarse al colonialismo belga tras la brutalidad y el expolio de Leopoldo II. Aunque lo que prevaleció fue la explotación codiciosa de los recursos naturales del Congo.
Tintín es invitado a
participar en la caza del león. La presa por excelencia del Gran
Cazador Blanco. El joven reportero no hace un papel muy lucido y es un
providencial Milú quien resuelve la papeleta amansando a la fiera al
arrancar el extremo de su cola. El rey de la selva es apresado y es, de entre los animales que se topan con Tintín, uno
de los que salen mejor parados.
Otras cazas del león: Jorge y Fernando.
Habiéndose informado de
la importancia que tenían los fetiches entre los congoleños, Hergé utiliza esta circunstancia en el
argumento de la historia.
Tintín no hace ningún juicio
de valor sobre los Babaorom, ya se dijo que su actitud es más bien paternalista.
Es el hechicero de la tribu quien los califica de ignorantes y estúpidos. Milú también
se sobra lo suyo con sus comentarios que se supone nadie oye. Pero no es
cuestión de crucificar a Hergé por
ello. Se trata de un Hergé joven,
desinformado y con prejuicios como él
mismo reconoció años después.
“Actuamos siempre conforme a la sabiduría que tenemos en cada momento, y si actuamos mal es porque, al menos en ese punto, había ignorancia. Es absurdo condenar la ignorancia pasada desde la sabiduría presente.” (Biografía del silencio, Pablo d´Ors).
Muganga no es una ganga.
Tintín encuentra un enemigo en el hechicero de Los Babaoron y éste un aliado en Tom, un polizonte que viaja al Congo en el mismo barco que Tintín, al que se la tiene jurada desde que desembarcan.
Ilustración de Hergé de 1927.
El malparado hechicero de Los Babaorom.
El mentado hechicero recuerda a una ilustración que Hergé realizó para acompañar a un relato publicado en Le Petit Vintgième en 1927. Este hechicero viene a representar a los congoleños opositores a la acción civilizadora del hombre blanco, que supone una amenaza a su posición de poder e influencia sobre su pueblo y también, por qué no decirlo, a la desaparición de su cultura y soberanía.
Tintín logra desacreditar a Muganga,
que así se llama el brujo, con unas imágenes robadas comprometedoras. Improvisa
un cine para Los Babaoron que reaccionan casi como los primeros espectadores
de la primigenia película La llegada del tren (1895) de los Hermanos Lumière. Hergé demuestra una vez más su interés por el cine. Hay un
bidireccional nexo entre los tebeos y el cine.
Muganga trata de eliminar a Tintín
en varias tentativas. Llega a enemistar a su propia tribu, que ha
erigido a Tintín en su jefe, con la temible tribu de Los Matuvu, cuyo jefe me recuerda
de nuevo, aún más, al Rey Bongo de The katzenjammer Kids.
El parecido se acentúa
en la versión redibujada y coloreada años después.
Rey Bongo.
Gracias a una
estratagema, en la que usa tecnología del mundo civilizado, Tintín
sale airoso del conflicto con Los Matuvu, pese al ensañamiento con
que se emplean para acabar con su vida.
“Blanco apuntado”, nunca mejor dicho.
La estratagema
mencionada por la que Tintín se vale de un potente
electroimán para desviar flechas y lanzas arrojadas contra él fue utilizada un
año después por Tim-l´écureil, otro personaje de Hergé. Es lo que Raymond Chandler definió como canibalismo
creativo.
Los Matuvu también hacen de Tintín su nuevo Jefe. Algunas escenas de Tintín en el Congo hacen comprensible la animadversión que ha despertado esta obra. La verdad es que en mi infancia este tipo de cosas se me pasaban inadvertidas, acostumbrado por las películas de Tarzán y similares a que los nativos africanos hiciesen de comparsas, enemigos vapuleables, porteadores despeñables y en general flipasen superticiosa y primitivamente subyugados por el Rey de los monos y otros aventureros blancos.
No sería el
enfrentamiento con Los Matuvu la última tentativa de Muganga para acabar con Tintín. Lo intentará personalmente una
vez más como miembro de la secreta sociedad de los Aniotas: Un misterioso grupo que actuó en África Occidental desde
principios del siglo XX y hasta mediados del mismo. Cometían asesinatos
vistiendo un traje de leopardo (nada que ver con el leopardismo o print animal)
y desgarrando a sus víctimas con zarpas metálicas y dejando marcas de
huellas que pretendían ser las del felino, a fin de infundir un miedo
supersticioso en las gentes. Hergé pudo
echar un buen vistazo a este atuendo y artilugios en el Museo Real de África Central de Tèrvuren, no lejos de Bruselas.
Los Hombres Leopardo aparecen en la literatura pulp, en las historias de Tarzán o en el relato de Robert E. Howard, Black Talons. También se pueden ver en varios tebeos como Las Etiópicas del personaje Corto Maltés o La Garra Negra del personaje Alix de Jacques Martin (que fue ayudante de Hergé). También hay Hombres Leopardo más sui géneris en tebeos como Jorge y Fernando y algún que otro más.
Las Etiópicas.
Tom es de armas tomar.
El hechicero fracasa una vez más en liquidar a Tintín. Pero aún queda su otro enemigo, el polizonte Tom, que se vale de un argumento de lo más utilizado en los tebeos para poner fuera de combate a Tintín y a Milú.
The Katzenjammer Kids.
Tom deja a Tintín en una situación de lo más apurada. Colgando de las ramas de un árbol a merced de la crecida de las aguas y de los cocodrilos de un río que no puede ser otro que el Río Congo. El apuro de Tintín lo han pasado otros seres de papel.
Tintín en El Congo.
El taimado Tom también deja en un aprieto a Milú que es rescatado en última instancia por su amo, que a su vez ha sido rescatado in extremis por un misionero belga.
Tintín en El Congo y Situaciones parecidas en Adamson y Cazando fieras.
La Misión.
Tintín es llevado a la misión de su rescatador.
Allí Hergé cumple con uno de los
objetivos de la obra Tintín en El Congo: Ensalzar la
labor misionera.
En la escuela de la
misión Tintín hace de profesor de geografía de circunstancias y trata de meterles
en la cabeza a sus alumnos que Bélgica en su patria, lo que éstos parecen no
entender, y no es de extrañar.
Tintín insiste y es que a base de matraca se
puede llegar a aleccionar a la infancia y juventud. Por eso los políticos, los
nacionalistas sobre todo, tienen siempre interés en meter sus zarpas en los
sistemas educativos.
En la versión coloreada
de Tintín
en El Congo, realizada en 1946, Hergé
omite la cuestión colonial a pesar de que El Congo aún no era
independiente. Decisión sin duda acertada aunque la sustitución de la clase de
geografía por la de matemáticas no deja en buen lugar a la competencia en
cálculo, que se diría ahora, de los jóvenes estudiantes congoleños. Si bien en Tintín
en El Congo el reportero se muestra colonialista y paternalista, el
personaje evolucionará a la par que su autor. Pero lo que siempre ha sido Tintín
es un amigo y defensor de la infancia y así lo demuestra enfrentándose
a un leopardo para proteger a sus alumnos. Y es que, aunque no esté así
considerada, la enseñanza es una profesión de riesgo.
El leopardo acaba siendo una víctima animal más de Tintín, y eso que se trataba de un animal amaestrado.
Cuando el propietario
del animal, que es dueño de un circo americano, le pide explicaciones a Tintín,
éste se muestra de lo más sobrado y
displicente. En la versión coloreada posterior Tintín suaviza su actitud
y el agraviado propietario del felino es proveedor de zoos europeos y blanco en
vez de negro. Hergé quizá pensó que con
los congoleños ya se hacía suficiente escarnio.
La caza del elefante.
La siguiente víctima del reino animal de Tíntín será un elefante. Como si de un Borbón emérito se tratase, a Tintín la cacería le acarreará problemas. Claro que cazar elefantes no siempre es fácil, como atestiguan algunos personajes de tebeo.
Tintín en el Congo.
Tom de nuevo, donde las dan las toman.
El taimado Tom no desiste de su propósito de acabar con Tintín. En su nueva tentativa recurre al muy recurrente recurso (cuántas erres) en los tebeos de la suplantación de personalidad. Recurso usado tanto por los buenos como por los malos.
Tintín en el Congo. Tintín se hace con los colmillos del elefante abatido. El marfil era uno de los recursos del Congo Belga que despertaba la codicia de Occidente.
A pesar de dejarle en una situación apuradísima Tom tampoco conseguirá este vez deshacerse de Tintín.
Tintín en el Congo.
Tintín se salva de rebote, no así Tom que
muere accidentalmente durante el combate singular que mantienen. Es lo que
suele pasar, los buenos no matan pero
los malos acaban palmando.
Los
Pigmeos.
Tintín tiene un encuentro con una tribu de pigmeos que cree hostiles. Nada más lejos, los pigmeos lo acogen con entusiasmo debido a que su fama ha llegado hasta ellos.
Su celebridad salvara a Tintín en más ocasiones.
Con Al Capone hemos topado.
El comentario de Tintín de nuevo no tiene desperdicio…
… y de nuevo también queda suavizado en la posterior versión coloreada.
Tintín en El Congo ha sido publicado en España por la editorial Juventud.
REFERENCIAS
• Patrick y Moliterni, Claude, Diccionario del Cómic,
Larousse, Barcelona 1996.
• Gravett, Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir,
Grijalbo, Barcelona 2012.
• Goddin, Philippe El arte de Hergé volumen 1, Zendera Zariquiey,
Barcelona 2008.
• Hergé, Archivos Hergé, Juventud, Barcelona
1990.
• Hergé, Tintín en El Congo,
Juventud, Barcelona 1989.
• Castillo, Fernando, Tintín – Hergé, Una vida del siglo XX, fórcola, Madrid 2011.
• es.tintin.com.
• wikipedia.
Tintín en El Congo.