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lunes, 13 de mayo de 2024

TÍNTÍN EN EL CONGO

 

LOS PRIMEROS TEBEOS EUROPEOS XVII

(Los primeros Tebeos)

por Demetrio Casado de Otaola

TÍNTÍN EN EL CONGO

Auto retrato (1930) 

George Prosper Remi, Hergé (1907 -1983)

Tintín en El Congo  (1930): Segunda aventura de Tintín tras Tintín en el País de los Soviets, las dos obras malditas de Hergé. La verdad es que Hergé hubiese preferido enviar a Tintín a América a enfrentarse a gangsters y recorrer el salvaje oeste, lo que ya había hecho con Totor, su personaje anterior que fue un prototintín.  Pero de nuevo, como en la aventura anterior, el Abad Wallez, director del periódico belga XXO Siècle,  haciendo valer su autoridad y la influencia y ascendencia que tenía sobre el joven Hergé, impuso su criterio y la nueva aventura del joven reportero belga se orientaría a ensalzar la labor misionera. 

Tintín iría al Congo (al Congo belga claro) y así se anunció en la publicación Le Petit Vingtième (suplemento juvenil del periódico antes mencionado que publicaba las historias de Tintín y que Hergé dirigía) el 29 de Mayo de 1930.

Tintín se equipa para su viaje en los almacenes  Au Bon Marche.

© Casterman de las imágenes  de Tintín.

Preparativos de viaje:

En los tiempos en que las potencias europeas se repartían África (1885) el rey Leopoldo II de Bélgica se apropió a título personal del Congo Belga. Incapaz de gestionar económicamente su adquisición y presionado por la comunidad internacional y por la propia opinión pública belga a causa de sus desmanes,  lo regaló en 1908 al pueblo belga, que demostró poco entusiasmo con el presente. Sólo los misioneros demostraron mayor compromiso con labores educativas y evangélicas sobre todo. El abad Wallez comisionado por el Ministerio de Colonias belga quería dar un impulso a estas acciones y animar a la juventud belga a implicarse en ellas transmitiendo un relato (que se diría ahora) positivo de la presencia belga en la colonia. Una política acorde con la línea editorial de XXO Siècle. En 1930 el Congo Belga era una cuestión de actualidad en la sociedad belga.

Tintín se embarca para África y es despedido por admiradores, curiosos y periodistas. Entre estos no pueden faltar los boy-scouts (asociación a la que Hergé pertenecía) y Quick y Flupe, otros dos célebres personajes de Hergé que hacen un cameo. 

En la versión redibujada y coloreada de Tintín en El Congo, realizada 16 años después, vuelven a aparecer los boy-scouts, Quick y Flupe y además los policías Hernández y Fernández (dos personajes del elenco de secundarios de Tintín que en la versión original aún no habían sido creados). Entre los periodistas se autorretrata Hergé.

 Milú también se despide de sus admiradores.

Hergé no tenía documentación para abordar un viaje de Tintín al Congo. De nuevo al abad Wallez, como en la anterior historieta, es quien proporciona la información gracias a sus contactos. René Weverbergh, director de la revista mensual Le Boy Scout, proporciona la obra, por él editada, Notre Colonie, de A. Michiels y N. Laude. Monseñor Schyrgens, columnista literario en Le Vingtième Siècle, da a conocer a Hergé dos libros: Le Congo belge y Miroir du Congo belge. Hergé se informa asimismo en la Compagnie Maritime Belge, que controla las relaciones marítimas Bélgica-Congo. De ese modo toma conocimiento de los itinerarios, que reproducirá en Tintín en el Congo, e informaciones relativas a la vida a bordo de los paquebotes.

 

Estereotipos:

Desde que Tintín embarca para El Congo tienen presencia en la historieta personajes africanos. Hergé hace una representación estereotipada de ellos. Seguramente siguiendo el modelo que estableció Rudolph Dirks en la celebérrima serie The Katzenjammer Kids, que Hergé conoció y disfrutó. Puede que esta representación no sea muy digna, pero se trata de dibujos caricaturizados y es un modelo que siguieron todos los dibujantes de la época. 

The Katzenjammer Kids.

También es muy de la época que los negros ocupen puestos de trabajo de servidumbre, servidumbre a blancos.

Buz Sawyer (1943).
 Chiste de la publicación madrileña Monos (1906).

En cualquier caso Hergé era perfectamente capaz de representar a los congoleños artísticamente con dignidad y rigor como demuestra la ilustración realizada en 1927 con motivo del 50 aniversario del descubrimiento del Congo.

 Dibujo escolar de Hergé (1922).

¡Al loro con el loro!

Nada más embarcar Milú tiene un tropiezo con un loro que provoca alarmas innecesarias. 

Los loros impertinentes y causa de mal entendidos son una constante en los tebeos desde The Yellow Kid and his New Phonograph, para muchos la primera historieta de la historia, valga la redundancia. Desde entonces los loros toca narices han proliferado en los tebeos. Pat Sullivan, quien firmaba las historietas del popular Félix el gato, incluso creó una serie protagonizada por una cotorra que traía de cabeza a sus dueños. En España se conoció como Laura la cotorra indiscreta. Hay muchos más ejemplos, lo de loro se ha hecho tan viejo como… pues eso, como el chiste del loro.

Popeye Chiste de ¡Ven a TBO reina…! de Purita Campos.

 Alfred Hitckok presenta.

La trifulca resultante entre Milú y el loro puede recordar a otras peleas entre perros y aves. De nuevo hay que nombrar a patriarcas de los tebeos como Wilhem Busch y Rudolph Dirks.

Ilustraciones de Hans Patachula de Busch.

  Tintín en el Congo. The Katzenjammer Kids de Dirks.

Hans Patachula de Busch.

Tintín en el Congo.  

Los loros volverían a dar guerra en aventuras posteriores de Tintín, algo debía de tener Hergé con estos pájaros.

La oreja rota.

  El tesoro de Rackham El Rojo.

Las joyas de La Castafiore.

“Al día siguiente me obligó a limpiar la jaula de su loro, discreto animal que hablaba como un teólogo y nos despertaba a todos por la mañana, gritando: Perro inglés, perro inglés.” (Episodios Nacionales: Trafalgar, Benito Pérez Galdós).

 

Recursos gráficos: 

Hergé sigue demostrando en Tintín en El Congo su dominio de los recursos gráficos propios de los tebeos, depurando trazo y estilo.

Tintín en el Congo.

 Viñeta de Coll, autor español al que se ha incluido en el estilo Línea Clara, el de Hergé“Ella se llegó a mí furiosa, y sin previo aviso me descargó en la popa la andanada de su mano derecha con tan buena puntería que me hizo ver las estrellas.” (Episodios Nacionales: Trafalgar, Benito Pérez Galdós).

Buz Sawyer.

Angelito de McManus, quien fue toda una referencia para Hergé Tintín en el Congo.

 La Familia Ulises por Benejam, otro autor español que podría adscribirse a la Línea Clara.

  

Lucha con fieras:

Todo aventurero que se precie se las tiene que ver con animales salvajes. Una situación recreada siglos ha en los circos romanos, de la que la tauromaquia sea quizá un testimonio residual, y que se ha dado en multitud de novelas de aventuras y películas. 

Tintín ya se enfrentó con una bestia en Tintín en el País de los Soviets. Concretamente  con un oso, lo propio en Rusia. Combate desigual del que salió triunfante como Davy Crokett o Hugo Hercules, no pudieron decir lo mismo el rey asturiano Favila o el  trampero Hugh Glass (véase la película El Hombre de una Tierra Salvaje o El Renacido).

Hugo Hercules. 

Viajando al Congo Tintín se enfrentará, cómo no, con la fauna africana, el Gran Cazador Blanco. Pero ya antes de llegar al Continente Negro habrá de hacer frente a un tiburón. Otro contrincante clásico de los grandes aventureros. 

Tintín en el Congo.

 La Risa Loca.

No será la última vez que Tintín se las vea con tiburones.

  El Tesoro de Rackham El Rojo.

 

Las islas afortunadas:

Antes de desembarcar en El Congo, Tintín pasa muy cerca de Tenerife. Llega a distinguir la nevada cumbre de El Teide. Las Islas Canarias es un paso obligado si vienes en barco desde el norte de Europa. La referencia a Canarias se omitió en la versión coloreada posterior.

 Viñeta de Príncipe Valiente.


Bienvenido Monsieur Tintín:

Tintín llega por fin al Congo, a Matadi concretamente. Allí tiene un recibimiento triunfal que es un reflejo de la expectación que suscitó entre los congoleños Tintín en el Congo.

Tintín en el Congo.

 Tira dibujada por Rudolph Dirks.

Los misioneros belgas dieron difusión a las entregas de Le Petit Vingtième, a cuya redacción llegan cartas de los mismos, comentando la reacción de los lectores: “Mis chavalillos indígenas se interesan muchísimo por Tintín (...). Le invitan a que venga a pasar unos días a su aldea”. También llegó la carta del joven Kyola Kongo que venía a decir lo siguiente: “Yo negrito mu contento amiguito tintín buena salud. Yo contento tintín venir aquí. Nosotros no comerlo. Haber mucha comida aquí. Yo terminado, Kyola”. Hergé recibió críticas por la forma en que se expresaban los personajes nativos, pero no andaba desencaminado teniendo en cuenta la epístola anterior.


Organizando la expedición:

Tintín se hace con los servicios de Coco, un joven nativo que dará bastante juego en la historia. Esta pareja recuerda a quien suscribe a la formada por el cazador Eustaquio Morcillón y su subalterno Babali,  personajes creados por el desparecido Benejam para TBO en 1946. También podrían recordar a otra pareja de cazador blanco y ayudante, el nativo Coco-coló, de la serie Cazando fieras de Mart para la publicación Pim, Pam Pum de los años 50. Aunque estos personajes seguramente tengan más que ver con la serie conocida en España como Cazando fieras vivas, basada en las vivencias del popular cazador Frank Buck, de las que probablemente también tuviera noticia Hergé.

Tintín y Coco.

 Eustaquio Morcillón y Babali.

  Frank Buck.

Tintín se procura también un vehículo. Un modelo transahariano según el vendedor, que no es otra cosa que un Ford-T, el automóvil universal según Henry Ford. Un coche que seguramente Hergé se hartaría de ver en las películas cómicas estadounidenses de la época. En cualquier caso Hergé se molestó en reproducir con exactitud los vehículos que aparecían en Tintín. Entre su, cada vez más extenso, equipo de ayudantes hubo uno dedicado casi en exclusiva a dibujar coches.

Ford – T.

 El coche de Tintín y un vehículo parecido en Jorge y Fernando, que también narra aventuras en África.

El Ford-T fue un coche muy versátil que podía ser conducido incluso por las vías de ferrocarril gracias a sus ruedas metálicas. No sé si Hergé era conocedor de este detalle, pero desde luego Tintín sí hizo uso de esta prestación.


 ¡Qué viene el coco!

Como ya se dijo Tintín habrá de vérselas con casi todas las fieras africanas. Su primer encuentro será con un cocodrilo. Resolverá la situación con un recurso no pocas veces visto en los tebeos.

Tintín en el Congo.

 Viñeta publicada en Monos (1906). Necrón.

 

Más cocos. 

Aparte de ser un sabroso fruto, los cocos, en los tebeos, suelen acabar siendo armas arrojadizas. 

Tintín en el Congo.

  Cazando fieras.

El tesoro de Rackham El Rojo.

  

Matanza de antílopes y bichos en general.

Sin proponérselo Tintín se carga a un montón de antílopes. Hergé sólo buscaba un gag que hoy en día resulta inapropiado para sensibilidades ecologistas y animalistas. La verdad es que Tintín, en esta aventura, es bastante bestia con las bestias, valga la redundancia. En cualquier caso el gag mencionado es una referencia a un pasaje  de la obra Los silencios del coronel Bramble de André Maurois (seudónimo de Émile Salomon Wilhem Herzog) que narra sus experiencias como intérprete y agente de enlace francés con la Fuerza Expedicionaria Británica en África durante la I Guerra Mundial.

La sangre aparece varias veces en Tintín en el Congo. En la versión coloreada realizada años después se suprime.


¡Dale caña al mono!

El siguiente bicho que se carga Tintín es un mono. No está claro de qué especie. Lo bastante grande, eso sí, para que Tintín se haga un disfraz con su pelleja, con el que engaña a otro mono que se había apoderado del incauto Milú. Esta treta es también de lo más socorrida en los tebeos.

The Katzenjammer Kids.

 Tintín en El Congo.

 Jorge y Fernando.

 Eustaquio Morcillón.

 El hombre que ríe.
 El Cerdo Edmundo.

 

Otra vez el tren.

Como en las aventuras anterior y posterior, en Tintín en El Congo hay un accidente ferroviario. 

Tintín en el País de los Soviets.

 Tintín en El Congo.

Tintín en América.

Es de suponer que lo del tren le hacía especial gracia a Hergé, quizá habría visto situaciones parecidas en las películas cómicas norteamericanas de la época.


Los Babaorom.

El incidente del tren da lugar a que Tintín pasé algún tiempo en la tribu de Los Babaorom, cuyo rey no puede dejar de recordarle a quien suscribe al Rey Bongo de The Katzenjammer Kids

  

La actitud de Tintín con los nativos podría calificarse, siendo benevolente, cuando menos de paternalista. El mismo calificativo podría aplicarse al colonialismo belga tras la brutalidad y el expolio de Leopoldo II. Aunque lo que prevaleció fue la explotación codiciosa de los recursos naturales del Congo.

Tintín es invitado a participar en la caza del león. La presa por excelencia del Gran Cazador Blanco. El joven reportero no hace un papel muy lucido y es un providencial Milú quien resuelve la papeleta amansando a la fiera al arrancar el extremo de su cola. El rey de la selva es apresado y es, de  entre los animales que se topan con Tintín, uno de los que salen mejor parados. 

Otras cazas del león: Jorge y Fernando.

 Eustaquio Morcillón.

Habiéndose informado de la importancia que tenían los fetiches entre los congoleños, Hergé utiliza esta circunstancia en el argumento de la historia.

Tintín no hace ningún juicio de valor sobre los Babaorom, ya se dijo que su actitud es más bien paternalista. Es el hechicero de la tribu quien los califica de ignorantes y estúpidos. Milú también se sobra lo suyo con sus comentarios que se supone nadie oye. Pero no es cuestión de crucificar a Hergé por ello. Se trata de un Hergé joven, desinformado y con prejuicios como él  mismo reconoció años después.

“Actuamos siempre conforme a la sabiduría que tenemos en cada momento, y si actuamos mal es porque, al menos en ese punto, había ignorancia. Es absurdo condenar la ignorancia pasada desde la sabiduría presente.” (Biografía del silencio, Pablo d´Ors).


Muganga no es una ganga.

Tintín encuentra un enemigo en el hechicero de Los Babaoron y éste un aliado en Tom, un polizonte que viaja al Congo en el mismo barco que Tintín, al que se la tiene jurada desde que desembarcan.

Ilustración de Hergé de  1927.

El malparado hechicero de Los Babaorom. 

El mentado hechicero  recuerda a una ilustración que Hergé realizó para acompañar a un relato publicado en Le Petit Vintgième en 1927. Este hechicero viene a representar a los congoleños opositores a la acción civilizadora del hombre blanco, que supone una amenaza a su posición de poder e influencia sobre su pueblo y también, por qué no decirlo, a la desaparición de su cultura y soberanía. 

 Otro brujo nativo que se alía con delincuentes blanco para eliminar a otro blanco que le hace la competencia (Tales of The New Teen Titans).

Tintín logra desacreditar a Muganga, que así se llama el brujo, con unas imágenes robadas comprometedoras. Improvisa un cine para Los Babaoron que reaccionan casi como los primeros espectadores de la primigenia película La llegada del tren (1895) de los Hermanos Lumière. Hergé demuestra una vez más su interés por el cine. Hay un bidireccional nexo entre los tebeos y el cine.

Muganga trata de eliminar a Tintín en varias tentativas. Llega a enemistar a su propia tribu, que ha erigido a Tintín en su jefe, con la temible tribu de Los Matuvu, cuyo jefe me recuerda de nuevo, aún más, al Rey Bongo de The katzenjammer Kids.

 Rey Bongo.

  Jefe de Los Matuvu. 

El parecido se acentúa en la versión redibujada y coloreada años después.

Rey Bongo.

Jefe de Los Matuvu.

Gracias a una estratagema, en la que usa tecnología del mundo civilizado, Tintín sale airoso del conflicto con Los Matuvu, pese al ensañamiento con que se emplean para acabar con su vida.

 “Blanco apuntado”, nunca mejor dicho.

La estratagema mencionada por la que Tintín se vale de un potente electroimán para desviar flechas y lanzas arrojadas contra él fue utilizada un año después por Tim-l´écureil, otro personaje de Hergé. Es lo que Raymond Chandler definió como canibalismo creativo.

Los Matuvu también hacen de Tintín su nuevo Jefe. Algunas escenas de Tintín en el Congo hacen comprensible la animadversión que ha despertado esta obra. La verdad es que en mi infancia este tipo de cosas se me pasaban inadvertidas, acostumbrado por las películas de Tarzán y similares  a que los nativos africanos hiciesen de comparsas, enemigos vapuleables, porteadores despeñables y en general flipasen superticiosa y primitivamente subyugados por el Rey de los monos y otros aventureros blancos.

No sería el enfrentamiento con Los Matuvu la última tentativa de Muganga para acabar con Tintín. Lo intentará personalmente una vez más como miembro de la secreta sociedad de los Aniotas: Un misterioso grupo que actuó en África Occidental desde principios del siglo XX y hasta mediados del mismo. Cometían asesinatos vistiendo un traje de leopardo (nada que ver con el leopardismo o print animal)  y desgarrando a sus víctimas con zarpas metálicas y dejando marcas de huellas que pretendían ser las del felino, a fin de infundir un miedo supersticioso en las gentes. Hergé pudo echar un buen vistazo a este atuendo y artilugios en el Museo Real de África Central de Tèrvuren, no lejos de Bruselas.

Los Hombres Leopardo aparecen en la literatura pulp, en las historias de Tarzán o en el relato de Robert E. Howard, Black Talons. También se pueden ver en varios tebeos como Las Etiópicas del personaje Corto Maltés o La Garra Negra del personaje Alix de Jacques Martin (que fue ayudante de Hergé). También hay Hombres Leopardo más sui géneris en tebeos como Jorge y Fernando y algún que otro más.

Las Etiópicas.

  


Tom es de armas tomar.

El hechicero fracasa una vez más en liquidar a Tintín. Pero aún queda su otro enemigo, el polizonte Tom, que se vale de un argumento de lo más utilizado en los tebeos para poner fuera de combate a Tintín y a Milú.

The Katzenjammer Kids.


 Tintín en El Congo. 

Tom deja a Tintín en una situación de lo más apurada. Colgando de las ramas de un árbol a merced de la crecida de las aguas y de los cocodrilos de un río que no puede ser otro que el Río Congo. El apuro de Tintín lo han pasado otros seres de papel.

Tintín en El Congo.

 Jorge y Fernando. Eustaquio Morcillón. 

El taimado Tom también deja en un aprieto a Milú que es rescatado en última instancia por su amo, que a su vez ha sido rescatado in extremis por un misionero belga.

Tintín en El Congo Situaciones parecidas en Adamson Cazando fieras.




La Misión.

Tintín es llevado a la misión de su rescatador. Allí Hergé cumple con uno de los objetivos de la obra Tintín en El Congo: Ensalzar la labor misionera.

 Misión jesuita de Kisantu en El Congo Belga.

En la escuela de la misión Tintín hace de profesor de geografía  de circunstancias y trata de meterles en la cabeza a sus alumnos que Bélgica en su patria, lo que éstos parecen no entender, y no es de extrañar. 

Tintín insiste y es que a base de matraca se puede llegar a aleccionar a la infancia y juventud. Por eso los políticos, los nacionalistas sobre todo, tienen siempre interés en meter sus zarpas en los sistemas educativos.


En la versión coloreada de Tintín en El Congo, realizada en 1946, Hergé omite la cuestión colonial a pesar de que El Congo aún no era independiente. Decisión sin duda acertada aunque la sustitución de la clase de geografía por la de matemáticas no deja en buen lugar a la competencia en cálculo, que se diría ahora, de los jóvenes estudiantes congoleños. Si bien en Tintín en El Congo el reportero se muestra colonialista y paternalista, el personaje evolucionará a la par que su autor. Pero lo que siempre ha sido Tintín es un amigo y defensor de la infancia y así lo demuestra enfrentándose a un leopardo para proteger a sus alumnos. Y es que, aunque no esté así considerada, la enseñanza es una profesión de riesgo. 

 El abnegado discurso que Tintín suelta en la versión original de Tintín en El Congo se suprime en la versión coloreada en albúm. Quizá porque rompe el ritmo de la escena, aunque define perfectamente a quienes, ejem, nos dedicamos a la docencia. 

El leopardo acaba siendo una víctima animal más de Tintín, y eso que se trataba de un animal amaestrado.

 The Katzenjammer Kids. 

Cuando el propietario del animal, que es dueño de un circo americano, le pide explicaciones a Tintín, éste se  muestra de lo más sobrado y displicente. En la versión coloreada posterior Tintín suaviza su actitud y el agraviado propietario del felino es proveedor de zoos europeos y blanco en vez de negro. Hergé quizá pensó que con los congoleños ya se hacía suficiente escarnio.


La caza del elefante.

La siguiente víctima del reino animal de Tíntín será un elefante. Como si de un Borbón emérito se tratase, a Tintín la cacería le acarreará problemas. Claro que cazar elefantes no siempre es fácil, como atestiguan algunos personajes de tebeo.

Tintín en el Congo.


 The Katzenjammer Kids.

 Cómo cazó Pedro Ramírez su primer elefante.

 

Tom de nuevo, donde las dan las toman.

El taimado Tom no desiste de su propósito de acabar con Tintín. En su nueva tentativa recurre al muy recurrente recurso (cuántas erres)  en los tebeos de la suplantación de personalidad. Recurso usado tanto por los buenos como por los malos.

Tintín en el Congo. Tintín se hace con los colmillos del elefante abatido. El marfil era uno de los recursos del Congo Belga que despertaba la codicia de Occidente.


 Capitán América.

A pesar de dejarle en una situación apuradísima Tom tampoco conseguirá este vez deshacerse de Tintín.

Tintín en el Congo.

 Las cataratas abundan cerca de las misiones.

 Tales of The New Teen Titans.

Tintín se salva de rebote, no así Tom que muere accidentalmente durante el combate singular que mantienen. Es lo que suele pasar, los buenos no matan pero los malos acaban palmando.

The Katzenjammer Kids.

 

Los Pigmeos.

Tintín tiene un encuentro con una tribu de pigmeos que cree hostiles. Nada más lejos, los pigmeos lo acogen con entusiasmo debido a que su fama ha llegado hasta ellos. 

El comentario de Tintín no es muy afortunado. 
El comentario es matizado, que se diría ahora, en la posterior versión coloreada.

Su celebridad salvara a Tintín en más ocasiones.

 Los cigarros del faraón.

Con Al Capone hemos topado.

Finalmente se desvela el motivo de la inquina que, el pasado a mejor vida, Tom tenía a Tintín. Había de deshacerse de él para que no interfiriera en el monopolio que un grupo de gansters pretendían ejercer sobre la explotación de diamantes del Congo. El rico subsuelo congoleño, y especialmente el de la región de Katanga, suscitó y sigue suscitando todo tipo de codicias. Un gobernador colonial llegó a decir: “¿Oro, cobre, diamantes? No hay más que servirse". A todo ello puede añadirse el uranio que, vendido por Bélgica a Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, permitió la construcción de las dos primeras bombas atómicas, lanzadas sobre Japón en 1945. La carrera colonial dio cabida a traficantes y aventureros de todo tipo y condición carentes de escrúpulos. La riqueza de varios países africanos ha sido a la vez su maldición. Esta maldición continúa, ahora sobre todo por el coltán.

Ya se dijo que la suplantación de personalidad la utilizaban tanto malos como buenos.


Se decía que las riquezas del Congo Belga despertaron la codicia de Occidente. Aunque no es muy probable que despertaran la de Al Capone, el tristemente célebre gánster de Chicago en los años de la Ley Seca. Pero Hergé seguía con su idea de enviar a América a su personaje, y señalar a Al Capone como el jefe en la distancia de la banda de traficantes de diamantes le permitía enlazar Tintín en El Congo con la siguiente aventura.




Regreso.

Desarticulada la célula africana de gansters Tintín emprende el regreso a Europa. Por el camino aún tiene tiempo de espantar a un leopardo, molestar a unas jirafas tratando de grabarlas como si fuera un documentalista, casi desintegrar a un rinoceronte y descalabrar a un búfalo.

 Estratagema de Tintín para filmar jirafas. Es dudoso que diera resultado en una situación real. Hergé parece hacerse eco del género cinematográfico del documental.

El comentario de Tintín de nuevo no tiene desperdicio…
… y de nuevo también queda suavizado en la posterior versión coloreada.

 Eustaquio Morcillón también quiso cazar un rinoceronte.

Si con el rinoceronte Tintín empleó dinamita con el búfalo utiliza un recurso del Congo que suscitó de nuevo la codicia occidental, máxime teniendo en cuenta el desarrollo en el momento de la industria del automóvil.



Tintín se fabrica un gigantesco tirachinas de caucho, una materia prima que los españoles despreciaron en América (quién se lo iba a decir).

La aventura está pronta a concluir, Hergé tenía incluso ya prevista la portada para la recopilación en álbum de las entregas semanales de Tintín en El Congo que finaliza cuando aquel es recogido por un avión que le lleva de regreso a Europa y a una nueva aventura.

Hergé tiene tiempo aun de adornar el retorno con algunas ilustraciones mostrando el impacto que el reportero deja en El Congo, una escala en la que entabla contacto con tuaregs o su paso por España sobrevolando una concurrida plaza de toros.

Le Petit Vigtième distribuye ilustraciones de Tintín y Milú para colorear y convoca un concurso para otorgar un premio a la mejor.


Al igual que sucedió al concluir la anterior aventura del reportero en Rusia, se recrea el regreso triunfal del héroe con unos Tintín Milú de carne y hueso que llegan a la Estación del Norte de Bruselas acompañados de un grupo de congoleños compañeros de aventuras. Se dan un baño de masas en limusinas descapotables seguidas de camiones transportando equipaje y trofeos.

El álbum recopilatorio de Tintín en El Congo no tardó en publicarse. Le Vigtième Siécle dio amplia difusión al evento. Tintín y Hergé aumentaron su popularidad, lo que permitió a este último mejorar sustancialmente su contrato. A pesar de ello, al igual que con Tintín el País de los Soviets, Hergé no quedó satisfecho con la obra, que ha sido denostada por considerarse colonialista e incluso racista. En cualquier caso las dos obras fueron más bien impuestas a Hergé por el abad Wallez. Dos obras que fueron en su momento todo un éxito. Éxito que proporcionó al autor una independencia con la que tendría control casi total de sus próximas obras.

Tintín en El Congo ha sido publicado en España por la editorial Juventud.


REFERENCIAS

Patrick y Moliterni, Claude, Diccionario del Cómic, Larousse, Barcelona 1996.

Gravett, Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona 2012.

Goddin, Philippe El arte de Hergé volumen 1, Zendera Zariquiey, Barcelona 2008.

Hergé, Archivos Hergé, Juventud, Barcelona 1990.

Hergé, Tintín en El Congo, Juventud, Barcelona 1989.

Castillo, Fernando, Tintín – Hergé, Una vida del siglo XX, fórcola, Madrid 2011.

es.tintin.com.

wikipedia.























































































Tintín en El Congo.