LAS PRIMERAS
NOVELAS GRÁFICAS
(Los
primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
Últimamente se utiliza el término nóvela
gráfica para definir a cómics de cierta
extensión y calidad de edición, diferenciándose así de las publicaciones
periódicas (aunque quien suscribe, nacido y criado en España, considera que todos son TEBEOS y así los
llama).
Atendiendo
a esta distinción podrían encontrarse antecedentes muy tempranos de las novelas
gráficas. Los códices mayas por
ejemplo.
Sin necesidad de remontarse tan atrás
en el tiempo se puede considerar una suerte de novelas gráficas al trabajo de Rodolphe Töpffer, para muchos el
verdadero padre de los cómics, de los tebeos.
© El Nadir, de las imágenes de Töpffer.
Rodolphe Töpffer (1799-1846)
Töpffer nació en Ginebra, Suiza. Su padre, Wolfgang Adam Töpffer, era pintor y caricaturista ocasional. Frecuentaba la
Gran Bretaña, lo que dio ocasión a que su hijo conociera la obra del
ilustrador William Hogarth y de los
caricaturistas británicos cuyos dibujos se recopilaron en álbumes. En
particular son de mencionar, por las similitudes con la posterior obra de Töpffer, Thomas
Rowlandson y George Cruikshank.
Ilustración de William Hogarth y Dr Syntax, protagonista de una serie de caricaturas de Thomas
Rowlandson (1756 – 1827) que pudiera ser un precedente de los personajes individualizados de Töpffer.
William Hogarth tuvo especial influencia en el
ginebrino. Las historias con moraleja y moralina del británico, narradas en secuencias
de imágenes, publicadas en el siglo XVIII, se consideran como precedentes de
los tebeos. Hay quien proclama a Hogarth
como El Abuelo de los cómics. Töpffer diría sobre el británico: “Las
expresiones de crimen y virtud que este moralista pintor grababa enérgicamente
en los rostros de sus personajes suscitaron en mí esa atracción mezclada de
turbación que un niño prefiere a cualquier otra cosa”.
Ilustración de William Hogarth.
De
modo que el suizo estaba doblemente imbuido de
la voluntad de estos dibujantes británicos de narrar historias mediante dibujos
caricaturescos y de la inclinación hacia el estudio de las artes impulsada por su padre. Estudios artísticos que tuvo ocasión
de continuar en París.
Ilustración de Töpffer que muestra la proverbial pobreza del artista. Algo que ha sido refelajado por muchos otros.
Otro artista pobre en busca de mecenas,
ilustración de Caran d´Ache © El
Nadir.
Pero Töpffer tenía una afección en la vista que finalmente le hizo abandonar la
pretensión de ser pintor. Optó entonces por
la vocación didáctica y divulgativa. Fue maestro de escuela; profesor
universitario; escritor de relatos, novelas, crónicas de viajes y farsas
teatrales; crítico de arte; teórico de estética; moralista; controvertido periodista;
activo corresponsal; caricaturista; retratista mediante palabra e imagen de paisajes
y paisanaje y para muchos el indiscutible creador del cómic moderno.
■ Los
amores del señor Vieux Bois (1827):
En 1827 Töpffer realizó un relato
gráfico con dibujos (viñetas) y textos de apoyo, equiparable a lo que hoy
llamaríamos cómic o tebeo. Contaba en tono humorístico las peripecias de Monsiur Vieux Bois (la
elección de un nombre aliterado es una tradición en los personajes de ficción y
en los tebeos en particular) en el estilo que en las películas
cómicas de principios del siglo XX se conocería como slapstick (persecuciones, caídas, porrazos, soponcios, carambolas,
malentendidos...) y que se extendería a tebeos y dibujos animados.
Esta primera obra cuenta
la delirante historia de Monsiur Vieux Bois, enamorado
perdido de una dama que parece inalcanzable.
Ilustración
de Monsiur
Vieux Bois © El Nadir.
Ilustración de The Katzenjammer Kids. Viñeta por Coll.
En la persecución del objeto de
amor, las persecuciones son un elemento característico de las obras de Töpffer, se suceden toda una serie de
situaciones descacharrantes: Incontables intentos de suicidio frustrados,
encierros, fugas, encuentros, desencuentros, travestismo, adelgazamientos y engordes vertiginosos (esto último también
divertía mucho a McCay el autor del
celebérrimo Little Nemo)…
Viñetas
de Ms
Vieux Bois.
Viñeta de Dream of the Rarebit Fiend de McCay.
Todo ello narrado con gags y recursos narrativos que Töpffer utilizará en obras posteriores y que después, como se ha dicho, pueden reconocerse en multitud de tebeos, películas y dibujos animados.
Las
carreras alocadas son especialmente del gusto del suizo y en casi todas sus
obras puede verse alguna.
Ms Vieux Bois a la carrera.
Personajes de Ms Pencil a la carrera.
Ms Cryptogame y otros personajes de Töpffer,
Los personajes a la carrera son muy del gusto del suizo que desarrolla una característica forma de representarlos.Esta
obra es una sátira de la literatura romántica, con suicidios ridículos, de la
pastoril, con sus bucólicas escenas campestres, y de la gótica, con sus
fantasmas y siniestros monjes. Töpffer vivió la época de apogeo
del Romanticismo en Europa y se
chotea a gusto del mismo en varias de sus obras.
Este primer
trabajo puede considerarse como un borrador pues no llegó a publicarse hasta
años más tarde, redibujado y con mayor extensión, en viñetas con textos al pie.
Todo ello auto editado por Töpffer.
Monsieur Vieux Bois fue adaptado al cine de animación en 1921 por
los franceses Robert Lortac y Julia Cavé en la película Monsieur
Vieux Bois et l´objet de aimé. Alfred Jarry, autor del Rey
Ubú, en cierto modo continuador de la obra del suizo, redactó el
libreto de la opereta L´objet de aimé, le premier suicide de Mr
Vieux Bois.
Un intento frustrado de autoahorcamiento de Vieux Bois da lugar a una serie de gags que Töpffer repetiría en la posterior obra Ms Cryptogame.
Viñeta de Ms Cryptogame.
Entre las ilustraciones que Doré realizó para Las Aventuras del Barón de
Münchhausen hay una que es una morcilla
de Doré, pues no reproduce una
escena del texto y sí recuerda a las situaciones aparecidas en Les
amoures de Mr Vieux Boix y Mr Cryptogramme, También hay una ilustración en su otra obra Historia de la Santa Rusia evocadora de la situación. Ilustración de
Historia de la Santa Rusia.
Las
aventuras de Monsieur Vieux Bois han sido publicadas en España por El Nadir en 2015.
Vieux Bois y los indios navajos, como se ve en esta viñeta de El Teniente Blueberry,
comparten métodos. “Furiosos por
su negativa, lo arrojaron a una fosa. Le sepultaron hasta el cuello y le dieron
una última oportunidad para abandonar su fe.” (Intolerancia que duele, Taco calendario del Corazón de Jesús 2023).
El
autor no pensó en un principio que sus trabajos, que eran para él un
divertimento, un escape a la tensa realidad política, un pasatiempo en las
tediosas horas de cuidado de alumnos (más de uno con el gusanillo del dibujo se
ha visto en las mismas), llegarían a ser tan populares, tener tanta difusión e
incluso ser lucrativos. El propio Töpffer
menospreciaba el valor artístico y cultural de sus narraciones. Aún hoy
cuesta desprender a los tebeos de esta minusvaloración que siempre les ha
acompañado. Para un futuro profesor universitario tales producciones podrían
ser un demérito. De modo que Töpffer nunca
firmó con el nombre completo sus publicaciones sino con las iniciales.
Las
historias de Töpffer nacieron para
regocijo de sus alumnos, agradaron igualmente a familiares y amistades, comenzaron
a difundirse. El ginebrino tomó entonces conciencia de que su obra podría
dirigirse a un público adulto, los elogios hacia su obra del mismísimo Gohete le acabaron de animar a seguir con sus narraciones gráficas. Esta trayectoria es propia también de los
tebeos, que solían ser muy populares entre los niños sin estar necesariamente
dirigidos a ellos en exclusiva. En cualquier caso, los alumnos de Töpffer eran adolescentes que
estudiaban en una institución de élite. La ironía y sátira de Töpffer no es chabacana sino aguda y
encierra mensajes de crítica social muy serios, pese a que el autor se
desmarque de estas cuestiones calificando a sus obras de sinsentidos, de pequeñas
locuras.
Aparte
de todo lo expuesto hay una circunstancia más y muy relevante que le da un
carácter casi accidental a las aportaciones de Töpffer. Él hubiese querido ser pintor costumbrista y paisajista
como su padre, pero su deficiente vista se lo impidió. De modo que compensó su limitación, desarrollando
un sistema narrativo fluido, sin cambios de plano, sintético, monocromo, que aúna imagen y texto. Un
sistema económico y rápido. Apropiado para alguien con la urgencia de
comunicar, de producir, antes de quedarse ciego como su madre. Tal
circunstancia no se dio finalmente, pero la urgencia parece necesaria después
de todo, pues Töpffer no llegó a
cumplir los 50, aunque tampoco sea una edad muy temprana para fallecer en
aquellos años.Töpffer no hizo pintura, su vocación
frustrada, pero estableció las bases de
un nuevo medio de comunicación.
El
primer trabajo de Töpffer que vio la
luz fue Historie de Monsieur Jabot en 1833, al que siguió Monsieur
Crépin en 1837. Ese mismo año Les
amours de Monsiur Vieux Bois.
En los países anglosajones a Les amours de Monsiur Vieux Bois se le
cambió el título por The Adventures of Mr. Obadiah Oldbuck.
Historie d´Albert
Monsiur
Pencil y Docteur
Festus en 1840. Historie
d´Albert en 1844, publicado en entregas en el semanario parisino L´illustration.
Historie de Monsieur Cryptogame en 1845, también publicado por entregas en L´illustration.
Monsieur Trictrac es una obra que Töpffer no pudo acabar y que se extravío, pero fue encontrada y publicada en 1937. Hay otras obras inacabadas que el autor dejó a su muerte.
Viñetas
de una historia de Töpffer inacabada.
■ Histoire de M. Jabot (1833): En la introducción de Histoire de M. Jabot, Töpffer, cosciente de que está contando historias de una forma nueva y diferente escribe: “Se trata de un pequeño libro de naturaleza mixta. Se compone de una serie de dibujos autografiados. Cada uno de esos dibujos está acompañado de una o dos líneas de texto. Los dibujos, sin el texto, no significan gran cosa; el texto sin los dibujos no significaría nada”.
Histoire
de M. Jabot satiriza
a un arribista, tan frívolo y snob
como la sociedad a la que aspira conquistar. También hay algo de sátira hacia
el amor romántico.
© El Nadir. M. Jabot es bajito, quizá sus aspiraciones sociales quieran
compensar su estatura.
© El Nadir. Para entrar en sociedad participa en una reunión con
baile y orquesta, en la que espera relacionarse con gente distinguida. Un primo
con el que se encuentra, al que rehúye por parecerle provinciano e indigno de
su compañía, y sus propias torpezas, estas
sí, dignas del Inspector Clouseau, causan un sinfín de desastres que
le obligan a concertar hasta 5 duelos en defensa de su honor. Algo parecido a
lo que le pasará a D´Artagnan en la novela de Alejandro
Dumas, Los Tres Mosqueteros,
publicada en 1844.
Las
ensoñaciones de M. Jabot, su hinchazón por hartarse de comer, son
representadas por Töpffer con
recursos gráficos propios de los tebeos modernos e incluso de la antigüedad.
Fresco en la iglesia románica de la localidad
italiana de Como.
Viñetas
de M.
Jabot.
Viñeta de Shanna La Diablesa, con una situación parecida a la soñada por M.
Jabot.
Otros ensartes múltiples en viñetas de Doré y Caran d´Ache © El Nadir.
La misma idea en este fragmento de Cruzadas
de Max.
Sueños representados en Historia
de la Santa Rusia de Doré de Katzenjammer Kids y de una
historieta de Margerin utilizando el mismo recurso que Töpffer.Los
duelos mencionados acaban en reconciliaciones y celebraciones, cinco en total,
que ocasionan el empacho de M. Jabot, representado por Töpffer con un tripón, recurso muy
utilizado en los tebeos.
“- Tú no te has visto en estos lances, y desconoces la escrupulosidad
con que se disponen- dijo Bravo al hijo de Lucila -. Yo he tenido tres, y en
los tres acabamos con abrazo y almuerzo.” (España
trágica, Episodios Nacionales, Benito Pérez Galdós).
Imagen de
M.
Jabot © El Nadir.
Viñetas
de M. Cryptogame, una obra posterior de Töpffer, y de Los trabajos de Hércules, de Doré, un seguidor de Töpffer.
Ilustración de Max y Moritz.
La
parte final del relato transcurre por la noche, en una posada en la que la
oscuridad, la confusión y la proverbial capacidad de M. Jabot para causar el
caos dan lugar a situaciones de comedia y enredo en crescendo que
caracterizarán la obra de Töpffer. También son característicos en
su obra los perritos de compañía que en su fidelidad acaban por sufrir las
mismas vicisitudes que sus amos. Esto se ha convertido en algo muy común en los
tebeos.
Tanto Mr. Jabot como Mr. Vieux Bois y Mr. Crépin fueron pirateados por el editor francés Gabriel Aubert. Quien pronto lanzaría producciones propias con el título genérico de Albums Jabot, haciendo referencia a la primera obra publicada de Töpffer.
El autor teatral Alfred Jarry proyectó una adaptación de Mr. Jabot.
Cada una de las siete obras de Töpffer se centraba en un personaje, siempre en tono bufo, alternando situaciones cotidianas y el género fantástico. Son
personajes con una obsesión, una fijación que los caracteriza y determina el
curso de la historia. Tal y como han venido siendo los tebeos desde entonces.
Las cuestiones preferidas por el autor para satirizar son: la petulancia científica, la rigidez de las costumbres sociales, la ridiculez romántica, el esnobismo burgués por la modernidad frente a la sencillez campesina, el poder, el ejército, la burocracia…
En siguientes entradas se tratarán con más detalle las principales obras de Töpffer.
REFERENCIAS •
Gravett,
Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona
2012. • Guiral, Antoni, Del tebeo
al manga: Una historia de los cómics 1, Panini. • Varios, Catálogo de la exposición Beatos, Mecachis y Percebes, Biblioteca
Nacional de España, 4 de octubre de 2018 a 13 de enero de 2019. • Töpffer, Rodolphe, Monsieur Crépin, Monsieur Pencil, El
Nadir, 2012. • Töpffer, Rodolphe y
otros, Pioneros del Cómic, El Nadir,
2014. • Töpffer, Rodolphe, Las aventuras de Monsieur Vieux Bois, El
Nadir, 2015. • Töpffer, Rodolphe, Historias en estampas, El Nadir, 2018. • Töpffer,
Rodolphe, Historias en estampas, El
Nadir, 2018.
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