LAS PRIMERAS NOVELAS GRÁFICAS
(Los
primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
Töpffer demostró tener un gran espíritu crítico
y se desahogó a gusto en sus obras, satirizando aquello que le resulta
cuestionable de su sociedad centroeuropea de la primera mitad del siglo XIX.
■ En concreto en Monsieur
Crépin (1837), Töpffer ridiculiza
el esnobismo, las modas pseudocientíficas y las innovaciones pedagógicas, males
que ya se daban en el siglo XIX y que siguen castigándonos. No hay que olvidar
que Töpffer fue maestro de escuela y
profesor universitario. El retrato que hace de la horda de hijos de M.
Crépin (Töpffer tuvo seis hijos), de su snob esposa y del cerrilismo intransigente con que
pseudocientíficos y preceptores educativos defienden sus posturas trasciende la
época en que fue realizado.
En
la búsqueda del Señor Crépin de una escuela para educar a
sus hijos, Töpffer muestra varias
instituciones cuyos directores tienen nombres que recuerdan a pedagogos de la
época. Tal es el caso de Farcet, nombre con el que el autor
hace un juego de palabras con el nombre del pedagogo Fröbel, y “Farce”, farsa
en francés. Lo mismo ocurre con Parpaillozi que es una evocación
clara de Pestalozzi, pedagogo suizo
que sigue estudiándose en las facultades de magisterio. Además
parpaillot es una denominación
despectiva para referirse a los calvinistas.
Por
otro lado está la escuela de Bonnefoi, “Buena Fe” en francés, que
es un trasunto del propio Töpffer, con quien finalmente se educan con
éxito la extensa prole de M. Crépin, que se comporta con el
gamberrismo propio de los niños, tantas veces protagonista en los tebeos: Max
und Moritz, Katzenjammer Kids, Buster Brown… Son solo algunos
ejemplos de una larga lista de niños gamberros de los tebeos.
Max und Moritz.
La dificultad en educar a unos hijos inquietos se trata también someramente en la última
obra publicada de Töpffer, M.
Cryptogame.
Recibimiento de sus hijos a M. Crépin.
La
utilización de apellidos que definen a los personajes es muy utilizada por Töpffer y es una característica que se
da frecuentemente en los tebeos tebeos (los franceses Doré y Caran d´Ache también lo hicieron). Así M.
Crépin sufre a Craniose, un pseudocientífico que
sostiene que palpando cráneos y localizando sus protuberancias se define con
fatal determinismo las capacidades, inclinaciones y destinos de las personas.
Esta “ciencia” que dio en llamarse frenología tuvo cierta vigencia aplicada a
la criminología.
En M.
Crépin se cuestionan también los argumentos a favor de la abolición de
la pena de muerte. Polémica que si bien en Suiza no tuvo repercusión si lo hizo
en Francia en la época de Töpffer.
En
Francia se editaron agrupadas en un volumen las estampas de Monsieur Crépin. Así mismo se hizo en España en 2012 por la editorial El Nadir.
La
prole de Crépin hace estragos durante su paseo. Al fondo a la izquierda
se puede apreciar lo que ocurre cuando se importuna a una caballería. Situación
harto reiterada en tebeos, películas y, por supuesto, en la vida real. Abajo
otra coz en una viñeta del francés Cham,
uno de los varios emuladores que tuvo Töpffer,
y otro caso de coces tebeísticas, más
recientes, en Katzenjammer Kids, Popol y Virginia, Eustaquio Morcillón y en Mortadelo y Filemón.
REFERENCIAS •
Gravett,
Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona
2012. • Guiral, Antoni, Del tebeo
al manga: Una historia de los cómics 1, Panini. • Varios, Catálogo de la exposición Beatos, Mecachis y Percebes, Biblioteca
Nacional de España, 4 de octubre de 2018 a 13 de enero de 2019. • Töpffer, Rodolphe, Monsieur Crépin, Monsieur Pencil, El
Nadir, 2012. • Töpffer, Rodolphe y
otros, Pioneros del Cómic, El Nadir,
2014. • Töpffer,
Rodolphe, Las aventuras de Monsieur Vieux
Bois, El Nadir, 2015. • Töpffer,
Rodolphe, Historias en estampas, El
Nadir, 2018.
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