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miércoles, 24 de marzo de 2021

Frans Masereel: La Idea

 

LAS PRIMERAS NOVELAS GRÁFICAS V.II

(Los primeros Tebeos)

por Demetrio Casado de Otaola

Frans Masereel: La Idea

© Iralka 1995. 

La Idea (1920): Si Viaje apasionado y La Ciudad, obras anteriores de Maserell, tratan sobre la vida de un individuo y de una ciudad respectivamente, La Idea trata sobre la vida de una creación.

Grabado de Viaje apasionado.

Grabado de La idea.

La obra comienza con el creador, un personaje cuyos rasgos recuerdan al protagonista de la mentada Viaje apasionado (que es un trasunto del propio Maserell) concentrado, en el trance de la creación. La secuencia de grabados que lo narran son de lo más tebeísticos.

Por fin la idea surge de la cabeza del creador (de dónde si no) en la forma de una mujer de reducido tamaño. Recuerda esta escena al alumbramiento de Atenea emergiendo de la cabeza de Zeus.


En el caso de la diosa helena, esta nace con su armadura completa. La mujer que nace del personaje de La Idea está desnuda, pues es una idea pura, que todavía no se ha expuesto a los intentos  de contaminar, manipular, explotar, reprimir, eliminar… y todas esa cosas que acostumbramos a hacer los hombres, las mujeres también, con las cosas puras. Precisamente es este el destino que le aguarda a la idea de esta novela sin palabras.

Siguiendo con paralelismos divinos, el creador entrega su idea al mundo, a la humanidad, como fue entregado Jesucristo. La idea que luce un aura, una corona, que la da un aire de santidad, parece tener una misión redentora, inspiradora, consoladora. Pero será perseguida, tratarán de vestirla, encerrarla, doblegarla… La idea se les resiste, huye, sigue mostrándose, admirando a algunos, escandalizando a la mayoría. 

En un momento dado se reencuentra con su creador, que no parece ahora Dios sino hombre, su tamaño es parejo a de la idea. El hombre es condenado a muerte y su idea le acompañará hasta el final.

Reencuentro de la idea con su creador, que aparece ahora como un hombre y con mayor parecido aún con el protagonista de Viaje apasionado.

Grabado de Viaje apasionado.

Al final de la obra la idea se encontrará de nuevo con su creador que aparece de nuevo como ser divino dador de vida. De hecho tiene en sus manos a una nueva idea también con forma de mujer. La primera idea ha cumplido pues su papel, su sacrificio, y queda ahora como figura doliente en la imagen de un calvario. Se diría que se da aquí una especie de Santísima Trinidad: Idea/Hija/Espíritu Santo, Creador/Dios/hombre. 

La Idea ha sido publicada en España por Iralka.

 

REFERENCIAS. Gravett, Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona 2012. Masereel, Frans, Viaje apasionado, Muchnik, 1990. Masereel, Frans, La Ciudad, Muchnik Iralka, Barcelona, 2009. Masereel, Frans, La Idea, Iralka, 1995.






 











  




domingo, 14 de marzo de 2021

Frans Masereel: La Ciudad


LAS PRIMERAS NOVELAS GRÁFICAS V.I

(Los primeros Tebeos)

por Demetrio Casado de Otaola

Frans Masereel: La Ciudad
© De los grabados de Frans Masereel, Europa Verlag, Zurich. 

La Ciudad (1919): Thomas Mann dijo que Masereel en esta obra “ha reflejado toda nuestra civilización tal como la ve su ojo penetrante y compasivo. Ha pintado la brutal fantasía de la vida moderna, grotesca y horrible es su inexorable vulgaridad. Es un volumen repleto de contradicciones, contradicciones de lo diabólico y de lo maldito. Al volver las hojas de este «libro de estampas» germano-flamenco puesto al día, uno pasa revista a los más groseros aspectos del presente. Un presente que ha sido juzgado y sentenciado por un artista gráfico a tal punto integrado en él que el impacto de su arte se asemeja enormemente a uno de los productos más característicos de nuestro tiempo”. Con esta última afirmación Mann está haciendo referencia al cine. Una comparación que suele hacerse al estudiar las novelas sin palabras de Masereel.

Grabado de La Ciudad.


Grabado deViaje apasionado. 

El autor comienza esta novela gráfica de forma parecida a Viaje apasionado, una obra anterior, con un tren entrando en la estación que vomita a sus pasajeros al llegar, para que se desparramen por una ciudad que pasa a retratar con sus logros y miserias.

Grabado de La Ciudad.

 Viñeta de Smart Girl de Fernando Dagnino “Puedo sentir bajo mis pies la vorágine de la ciudad sin corazón, somos tragados por ella, como un sumidero.”. 

En la mentada Viaje apasionado, el hilo conductor de la obra son las vivencias del protagonista (un trasunto del autor). En La Ciudad hay un grabado inicial en el que aparece un observador, de espaldas, contemplando una industrializada ciudad desde un cerro. Dicho observador se diría que es Masereel

 Viñeta de Mirchamut.

Después no hay otro protagonista que la propia ciudad, que se nos va mostrando en una sucesión de grabados. No es un retrato precisamente amable de la urbe.


En la parte inicial de la obra anterior mencionada, Viaje apasionado, dedicada a la visita del protagonista a una ciudad, hay cierta correspondencia con La Ciudad. Aunque se diría que la ciudad representada en esta última es de mucha más entidad, una capital. París, Londres, Berlín fueron algunas de las capitales europeas que el autor conoció.

Grabado de Viaje apasionado.

  Grabado de La Ciudad.

Como se decía, la ciudad es la protagonista de esta obra, que tiene a su vez multitud de protagonistas, multitud de historias que se vislumbran en cada grabado. 

 

A veces en planos generales a vista de pájaro mostrando multitudes abigarradas, a veces planos más cercanos que penetran en alcobas, callejuelas, tabernas… mostrando escenas íntimas, privadas, terribles… 

 “El piso tenía ese aspecto siniestro que tienen las habitaciones de los moribundos, ese aire de desesperado adiós.” (La confesión, Guy de Maupassant).
 Llegué tarde, Eduardo Nuñez y Peñasco.

Una defunción, un alumbramiento, una bronca, una borrachera, un asesinato, sexo compartido, comprado, forzado… Una pareja de enamorados que parecen sobrevolar la ciudad, elevándose por encima de su miseria. Como en un cuadro de Chagall.

Sobrevolando la ciudad, Marc Chagall, 1918.

Ilustración de La Ciudad.

“No estaba yo de humor para soportar el ambiente caldeado de aquel hervidero de pasiones, y me lancé a recorrer los barrios del Sur, desde Santa Isabel a Las Vistillas. Sentía yo en mi ser por aquellos días una como evolución de mis gustos y costumbres. Me agradaba sobremanera la vagancia, por calles, travesías y plazuelas, viendo rostros que aun siendo desconocidos me parecían familiares, recogiendo al paso jirones de diálogos, apóstrofes o frases picarescas, tropezando con grupos amorosos, secreteantes o con pendencias y ruidosas broncas.” (La Primera República, Episodios nacionales, Benito Pérez Galdós).

También se ha comparado a La Ciudad con la obra de Edward Hopper, definido por algunos como el pintor de la soledad. Hay mucha soledad en La Ciudad, hay mucha soledad en las ciudades del mundo.

Ilustración de La Ciudad.

Habitación de hotel, Edward Hopper, 1931.  

Masereel tuvo gran influencia en el alemán Otto Nückel, quien también realizó una suerte de  novela gráfica (Destino: una novela en imágenes, 1926) con grabados (sobre plomo en esta caso) sin texto y con denuncia social de fondo.

Grabados alternos de La Ciudad de Masereel y de Destino de Nückel.




A pesar del tiempo transcurrido desde la primera publicación de La Ciudad, la ciudad que retrata Masereel no es muy diferente de las de nuestros días. Hay por supuesto especiales referencias a fenómenos característicos del primer cuarto del siglo XX: La industrialización, la mecanización, la clase obrera, la invasión del automóvil… Desde su aparición el coche causo gran impacto en la sociedad y fue motivo recurrente de chistes e historietas.

 Ilustración del semanario madrileño Monos, de principios del siglo XX.

 Agencia de viajes de La Ciudad vista por Masereel y otra agencia vista por el español Garrido (1936). Este negocio, así presentado, sí parece no pertenecer ya a nuestro siglo.

Masereel es un artista comprometido y de nuevo en La Ciudad dedica varios grabados a la clase obrera, que retrata con cierta nobleza y dignidad de rasgos, con cierta épica, podrían recordar a los pintados posteriormente por el artista norteamericano Hart Benton.  No se representa así a los poderosos, a los ricos, a las figuras de autoridad, que resultan algo grotescos. Máxime cuando suele hacer contrastar estas figuras con las de los miserables, los desvalidos.

 Hart Benton.

Como se dijo al principio hay una alternancia entre imágenes de aglomeraciones de ciudadanos, en las que actúan como masa, y otras más de detalle, en las que se individualizan los personajes.

Grabado de La Ciudad.

 Ilustración del dibujante español Garrido, muy aficionado a representar la ciudad y a multitudes (1935).

En algún personaje de La Ciudad podría reconocerse al protagonista de la citada Viaje apasionado,  que no es otro que un alter ego de Frans Maserell.

Grabado de Viaje apasionado.

Grabado de La Ciudad.

En España se publicó una edición de La Ciudad a cargo de  Muchnik Editoresl y otra  más reciente de NØrdica .


REFERENCIAS. Gravett, Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona 2012. Masereel, Frans, Viaje apasionado, Muchnik, 1990. Masereel, Frans, La Ciudad, Muchnik Iralka, Barcelona, 2009.  Ayuso, Olga, Las vidas que conocemos, La Ciudad, en Cien tebeos imprescindibles, Jot Down Books.