LAS PRIMERAS NOVELAS GRÁFICAS II: LOS
DISCÍPULOS DE TÖPFFER, CHAM II
(Los primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
Cham.
Cham se
diferencia de Töpffer por un estilo de dibujo más acabado. Además, como se
ya se apuntó, Cham es más realista y
sus personajes visibilizan más las consecuencias de los golpes, a diferencia de
los de Töpffer, que se comportan de forma similar
a los personajes de los posteriores dibujos animados, que apenas acusan los
trompazos. Así el personaje de Cham, Monsieur
Boniface, padece todo tipo de golpes, quemaduras, ahogamientos… y hasta
una flagelación sin contemplaciones.
■ Impressions
de voyage de M. Boniface
(1844): El giro realista de Cham aumenta
cuando satiriza los viajes. Representar a viajeros franceses (incluido el
propio autor en su obra Impressions lithographiques de
voyage par M. M. Trottman et Cham) en otros países europeos y en la Argelia francesa, permite a Cham parodiar los arquetipos
nacionales. De nuevo es a Töpffer a quien se debe la popularización
este tipo de historias. Pues la obra del suizo, Mr. Cryptogame es una
odisea por medio mundo que finaliza en Argelia.
Introducción a Mr. Cryptogame.
Cham era buen conocedor de M Cryptogame pues fue el encargado
de redibujarla litográficamente para su edición
en Francia.
En
cualquier caso Cham dibujó un año
antes de la publicación de M.
Cryptogramme, Impressions de voyage de M. Boniface.
La historia del ya mencionado flagelado francés que huye a la Gran Bretaña para
librarse del servicio militar.
Viñeta
de M.
Pencil por Töpffer y viñeta
de Impressions
de voyage de M. Boniface por Cham.
M.
Boniface va siempre
acompañado de su perrito que sufre con su amo todas las penurias del viaje, en
su caso con consecuencias fatales. Töpffer solía acompañar a sus personajes de perritos, en la obra M. Pencil también presentó un personaje al que acompaña su
perrito y que igualmente comparte con su amo todas sus peripecias. En este caso
con un desenlace feliz. Las parejas formadas por personaje y perrito parecen
propias de los tebeos francófonos (Tintín y Milú, Obélix
e Ideáfix).
El
periplo de M. Boniface hasta la Pérfida Albión da pie a Cham para caricaturizar los medios de
transporte:
Un
viaje en diligencia presenta muchas incomodidades de por sí y más dependiendo
de quien se siente al lado ¿Quién no ha tenido alguna vez un molesto compañero
de viaje?
Una Galera en Segovia a principios
del siglo XX.
“- ¡Barástolis, mayoral, que ya estamos en casa; pare usted, pare
usted!- Esto decía Don Benigno, y al punto el desclavijado vehículo se detuvo
en lo más fragoso de un caminejo lleno de guijarros y junto a una tapia
carcomida. Bajaron todos molidos y aporreados, y Don Benigno enderezó la
caminata hacia la casa, que distaba como dos tiros de fusil del lugar donde
había parado el coche. Cada uno de los chicos iba abrazado con su hucha, y
entre todos conducían mal que bien los cinco perros de Cruzita. Esta no había
querido confiar a nadie sus dos gatos, y por el camino no había cesado de echar
maldiciones contra el mayoral, el camino y el coche, que era una verdadera
fábrica de chichones”. (Benito
Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Los apostólicos, ambientada hacia
1830).
“Al anochecer de aquel día, el no
sé cuántos de septiembre del año 35 (siglo XIX), llegó puntual al parador
de no sé qué, calle de Alcalá, entre
la Academia y las Monjas Vallecas, la diligencia, galerón o quebrantahuesos
ordinario de Zaragoza…” (Benito
Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Mendizabal).
“Cuando el manchego y su gente llegaron a Madrid, medio
derrengados todos del traqueteo de la infame galera…” (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Montes de Oca).
“Molido y hambriento llego a Teruel. Uno de mis compañeros de
suplicio, que con sus donosas ocurrencias amenizó el molesto viaje en la galera…” (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Tormentas del 48).
“Ni ellas ni él hablaban más que catalán cerrado, que yo no
entendía, y todos mis esfuerzos por entablar conversación me resultaron
inútiles, viéndome condenado a un hosco silencio que me hacía más molestos los
tumbos y sacudidas espantosas de aquel vehículo del diablo.” (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Carlos VI en la Rápita).
“Por fin, como en el curso del día habían de volver de Granada
mozos, caballos y algún carricoche (que ya con la presencia de la tropa se iba
restableciendo la vida normal), después del sepelio podrían tener el viudo y su
hija un galerín en que molerse los huesos por el camino de arrecife, que así llamaban a las carreteras.” (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: La vuelta al mundo en la “Numancia”).
“¡Virgen Santísima, cómo viene! Molida del traqueteo de la
diligencia, flaca, distraída, medio transtornada.” (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Prim”).
“El oficial pisó tierra firme en el Folkestone, rendido por el interminable traqueteo del tren que acababa de dejar y por los tumbos y sacudidas del carricoche a través de los canales.” (En la obscuridad, E. Nesbit).
“Un tren de estilo obsoleto me llevó desde Temesvar hasta una
distancia como mínimo aceptable de mi objetivo, y un viaje de tres días en
traqueteante coche de caballos a la aldea situada en un fértil valle entre las
montañas cubiertas de abetos.” (La
Piedra Negra, Robert E. Howard).
Viñeta
de La
leyenda de los vampiros dorados que corrobora la incomodidad de los
viales en carruaje.
El
movimiento de los barcos presenta
también inconvenientes y es frecuente motivo de gags.
Así
como las dificultades para comer en un barco y descargar la frustración
pateando a un perro.
Viñetas de M. Boniface y de Conan en la que un perro sufre la
frustración de aquel.
Otro perro maltratado en la historieta Justo
castigo.
“Una muestra
de lo variable que podía ser su temperamento la vio el día en que se hartó de
tropezarse con uno de los cientos de canes que infestaban el campamento. El
animal en cuestión era uno de sus propios perros, uno grande y fuerte que
tiraba del travois del equipaje cuando se mudaban. Incontables
veces la había visto patear a la bestia cuando yacía dormida a la entrada del
tipi, cortándole el paso. El perro siempre se apartaba con un aullido, pero
siempre volvía de nuevo a su sitio. Un día, ella le dio al perro su habitual
puntapié y luego se puso a insultarlo mientras el animal abría sus adormilados
párpados.” (Un hombre llamado Caballo,
Dorothy M. Johnson).
Los
mareos son otro tópico en los viajes naúticos.
“No digamos nada en cuanto al personal: el de nuestros enemigos es
inmejorable, compuesto todo de viejos y muy expertos marinos, mientras que
muchos de los navíos españoles están tripulados en gran parte por gente de leva,
siempre holgazana y que apenas sabe el oficio. El cuerpo de infantería tampoco
es un modelo, pues las plazas vacantes se han llenado con tropa de tierra, muy
valerosa, sin duda, pero que se marea”. “Entre los soldados vi algunos que
sentían el malestar del mareo y se agarraban a los obenques para no caer”. (Episodios Nacionales: Trafalgar, Benito
Pérez Galdós).
“El pobre
Santiuste, que era el hombre menos marinero del mundo, pasó fatigas de muerte, tumbado
en la cubierta del vapor, sin más consuelo de aquel terrible sufrimiento que
lanzar maldiciones contra Neptuno y Eolo… Llegó a sentirse como un pellejo vacío
que no podría jamás tenerse en pie… Por fin, oyó decir que ya se veía Ceuta.
Transcurrió un lapso de tiempo que a él le pareció de muchas horas, oyó decir
que el vapor fondeaba. Los tremendos balances no amenguaban por esto, y el pobre
mareante, incorporándose con esfuerzo para mirar por encima de la borda, vio el
Hacho, vio la ciudad tendida en el itsmo, como un gran telón que por el cielo
se encaramaba, después se hundía en los abismos profundos…” (Aita Tettauen, Episodios Nacionales, Benito Pérez Galdós).
“La travesía no ofreció ningún incidente notable. Soporté bastante
bien las adversidades del mar. Mi tío, para gran despecho suyo y aún mayor
vergüenza, no dejó de sentirse enfermo.
No pudo por lo
tanto asediar al capitán Bjarne sonbre la cuestión del Sneffels, los medios de comunicación,
las facilidades de transporte; tuvo que posponer esas explicaciones para su
llegada y pasó todo el tiempo tendido en su cabina, cuyos mamparos crujían a
causa del fuerte bamboleo.” (Viaje al
centro de la tierra, Julio Verne). “Aunque todavía no nos habíamos hecho a la mar, al mes de mi permanencia
a bordo, empecé a acostumbrarme al leve movimiento del barco y había conseguido
llegar a mi hamaca sin que nadie tuviera que ayudarme. También había vencido
las náuseas que me producía el constante olor a brea que se respiraba en el
barco.” “Y entonces me di cuenta de lo que realmente era el mar. Comencé a
sentirme tan enfermo que me vi obligado a descender a la cámara y a tumbarme en mi hamaca de la mejor forma que
pude.
Allí
permanecí durante seis días creyendo que me moría. Era completamente incapaz de ponerme en pie, de tragar bocado y
de sentir otra cosa que no fuera una constante nausea.”(De grumete a almirante,
Capitán Marryat).
"A pesar de no ser nuevos para mí los viajes por mar, nunca he conseguido acostumbrarme al balanceo ni al cabeceo de los barcos, especialmente por las noches." "El balanceo de un barco me produce mareo y trastornos cerebrales; pero el solo pensamiento de viajar por los aires me produce verdadero pánico." (Viaje a la muerte, Donald E. Westlake).
“A última hora se puso el barco a bailar y yo en la mesa veía la jeta
de Giusseppe que subía y bajaba y, a poco, noté que se me revolvía el cuerpo y
dije que disculpasen y me largué a ventilarme a la cubierta. Detrás subió la
chavala con la copla de que la señora de Iquito, la chilena, tenía unas
píldoras muy buenas para el mareo. Bajé, me tomé dos píldoras y, al cuarto de
hora, como un geranio. La señora de Iquito dice, y no le falta razón, que no
hay cosa peor que el mal de mar, particularmente si uno quiere devolver y no
hay de qué. El chileno salió entonces con que una vez, estando en el Caribe,
fue el único que se presentó en el comedor. Luego la gozaba y dijo que así y
todo tuvo que ayunar porque también los garsones andaban curaditos. ” (Diario de un emigrante, Miguel Delibes).
Los blancos acantilados de Dover son la causa del sobrenombre de Albion para Inglaterra. Su avistamiento es una recurrida escena para representar la llegada a la Gran Bretaña.
Viñetas de Impressions de voyage de M. Boniface.
Viñeta de Principe Valiente.
Viñeta deYoung
Blood. “De pronto Nonell, con penetrante vista marina, señaló tierra.
Momentos después, los que no eran mareantes distinguían bien los acantilados de
Dover.” (La de los tristes destinos, Episodios Nacionales, Benito Pérez
Galdós).
Impressions
de voyage de M. Boniface es
todo un muestrario de gags del tipo de comedia que daría en llamarse slapstick. La mayoría de ellos de
carácter violento. Parece que los tortazos, cuando los sufre otro, suelen hacer reír.
M Boniface
Viñetas de Mortadelo y Filemón, Profesor Cojonciano y Zipi y Zape.
Algunos
de los más manidos estereotipos de la cultura británica, como su discutible
gastronomía y algunos otros, que siguen vigentes pese a la globalización, son
también objeto de sátira de Impressions de voyage de M. Boniface.
Esta fórmula de parodia de los tópicos nacionales se ha empleado frecuentemente
en los tebeos. The Kin-Der-Kids o Asterix podrían servir como ejemplo.
El
té no puede faltar en el muestrario de tópicos británicos.
La
extraordinaria sensibilidad para con los animales es otro de los aspectos de la
idiosincrasia inglesa, igual los zorros no piensan lo mismo, mostrada por Cham que
sigue vigente. No hace muchos años que los periódicos ingleses mostraban más
indignación y compasión por unos caballos de la policía muertos tras un
atentado del IRA en Hyde Park que por los propios policías asesinados.
Otra
particularidad que sigue de actualidad es la forma de administrar justicia. Por
la curiosidad de las sentencias, la asistencia a juicios es una de las
actividades que se programan para estudiantes extranjeros que viajan a La
Pérfida Albión para aprender el idioma.
“La semana pasada le llevaron al juicio, y yo fui con él por
animarle y cuidar de que declarara por derecho… ¡Qué comedia! Aquellos tíos de
las pelucas nos marearon en grande. Vengan preguntas y más preguntas. Que tal,
que si fue, que si sacó la navajilla… Santiago contestaba por intérprete, y
todo lo que dijo estuvo muy en su punto. Para no cansar, los guasones de peluca
sentenciaron libertad y una corta compensación al herido. Yo le hubiera dado
por compensación cincuenta palos…” (La de
los tristes destinos, Episodios
Nacionales, Benito Pérez Galdós).
Cham hace mención también, como se ha visto, de la severidad de
los castigos del ejército, de la extravagancia de los tocados femeninos, de la todavía entonces vigente costumbre de vender mujeres para ser desposadas y del
desarrollo industrial de las ciudades ingleses.
El
final de las peripecias M. Boniface (como tantas historias) podría
ser ejemplarizante, paradójico o simplemente una más de las faenas por las que Cham le hace pasar: No contentos con
azotarle, los hijos de la Gran Bretaña obligan a Boniface a hacer el servicio militar. Obligación que
motivo su huida de Francia. Boniface desertará y huirá de nuevo.
Recorriendo el camino en sentido inverso hacia la madre patria donde cumplirá,
ahora sí, escarmentado y recuperando el sentido del deber, sus obligaciones
marciales.
En
esta obra Cham se diferencia aún más
de Töpffer, con aportaciones como una distribución distinta de las viñetas, la
narración fragmentada y representaciones subjetivas a partir de las vivencias
del protagonista.
En
esta página pueden apreciarse afortunados recursos gráficos de Cham,
como es la viñeta en negro
silueteada con contornos en blanco o la viñeta final con un plano subjetivo,
desde el punto de vista del protagonista. Una viñeta intermedia muestra a una
caballería coceando al incauto M. Boniface una situación harto
vista en tebeos y aún en la vida real, pues siempre hay quien olvida que no es
aconsejable ponerse detrás de uno de estos cuadrúpedos.
Katzenjammer Kids.
Maud the Mule (1904) fue una serie de prensa de Opper centrada en la paión coceadora de
de la mula Maud.
Dream of the Rarebit Fiend de Winsor McCay (1906).
The Katzenjammer Kids.
Así
mismo, Cham satiriza eclécticamente
haciendo referencia a la literatura seria, al vodevil, a los autores clásicos y
a los románticos del momento, con numerosas citas incrustadas en las viñetas y numeraciones de las mismas como si fueran los inacabables capítulos de
un folletín. Doré haría lo mismo en su extensa obra Historia de la Santa Rusia.
Con
obras del estilo de Impressions de voyage de M. Boniface
se comienza a satirizar el naciente turismo,
con historietas no exentas de aventura y también de atropellos por parte
de europeos y norteamericanos en países exóticos. De tal carácter es Episodes
de l´historie d´une nation sauvage que Cham realizó para L´Illustration en julio de 1846. En
esta misma línea el prolífico Cham produjo
Impressions
lithographiques de voyage par M. M. Trottman et Cham, publicada en
veinte entregas entre 1846 y 1847 por Le Charivari. Tuvo una secuela
publicada en 1846 como álbum, con el título Noveaux voyages et nouvelles
impressions lithographiques, phylosophiques et comiques. Esta obra se
ambienta en España y muestra los desmanes de la Guerra Carlista y la represión
de una anacrónica Inquisición, pues fue abolida décadas antes del tiempo en que
se desarrolla la acción.
Episodes de l´historie d´une nation sauvage
Todas
estas historias de viajes son también una parodia de los folletines, de las
novelas por entregas. De nuevo se toma como modelo a Töpffer que inició esta corriente con Mr. Cryptogramme. Es algo
paradójico pues estas primeras historietas, tebeos, tienen mucho de folletín. Mr.
Boniface fue dividida en capítulos y publicada por entregas, al igual
que M.
Cryptogramme. Tal y como se hacía con los folletines. Se cambia así la
tendencia de presentar las obras como historias completas en álbumes. Esta
nueva fórmula se consolidaría y será la que empleen las posteriores tiras de
prensa y comic-books.
Cham realizó varias parodias-homenaje de algunas populares obras
del momento como El judío errante o Los Miserables.
Al
igual que Cham, el entonces
jovencísimo Doré se especializó en historias de viajes. Y, aunque el modelo primigenio sea para ambos
Töpffer, Doré se aproxima algo más a su compatriota que al suizo en esta
temática. Así como también se inspira algo en la obra de Cham, Aventures deTelémaque para Les Trabaux de´Hercule, la opera
prima de Doré.
Imágenes de M. Boniface de Cham y
de Historia
de la Santa Rusia de Doré.
REFERENCIAS • Guiral, Antoni, Del tebeo al manga: Una historia
de los cómics 1, Panini. • Varios, Catálogo de la exposición Beatos, Mecachis y Percebes, Biblioteca Nacional de España, 4 de
octubre de 2018 a 13 de enero de 2019.
• Töpffer, Rodolphe, Monsieur Crépin, Monsieur Pencil, El Nadir, 2012. • Töpffer, Rodolphe y
otros, Pioneros del Cómic, El Nadir,
2014.
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