LAS PRIMERAS
NOVELAS GRÁFICAS
(Los primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
(Los primeros Tebeos)
por Demetrio Casado de Otaola
Viñeta de M. Crepin, Töpffer, 1837.
Las obras de Töpffer no son breves. Algunas
de ellas tienen
casi 100 páginas. Atendiendo al criterio actual, y no necesariamente compartido, para clasificar a los cómics (tebeos para quien suscribe) por su extensión, las obras de Töpffer podrían
considerarse como novelas gráficas. Y atendiendo a la fecha de su aparición a Töpffer
como el progenitor de los Tebeos.
Aleluya anónima del siglo XIX.
Sin entrar en controversias lo que es claro es que el suizo fue
un innovador en cuanto a técnicas de composición y narrativa. Técnicas que son herencia
de los romances de ciego y aleluyas. Técnicas
que compartirán los franceses Grandville
(1803-1847), Cham (1818-1879), Gustave Doré (1832-1883),
Cristophe (1856-1945), Petit (1839-1884) Caran d´Ache (1858-1909, especialmente
en la obra Histoire de Malborough) o el alemán Wilhem Busch (1832-1902), entre otros.
Viñeta de Impressions de voyage de M. Boniface, de Cham, 1844.
Dibujo de Petit y dibujo de Busch.
Pero a Töpffer se le deben relevantes aportaciones tales como encadenar las ilustraciones formando una secuencia, utilizando
además distintos planos. Se da cuenta de que para facilitar la narración debe simplificar,
caricaturizar el dibujo. Utiliza textos al pie cuidadosamente economizados (Töpffer conocía
el recurso de los globos de texto, bocadillos,
los empleó en algunas caricaturas, pero prefirió no utilizarlos en sus
historietas),
argumentos rayanos en lo surreal, personajes expresivos y dinámicos dibujados igualmente con expresividad y dinamismo… A esta nueva forma de contar historias Töpffer la llamó “literatura en estampas”.
El
trabajo de Töpffer tuvo rápidamente
versiones no autorizadas en Francia, en el Reino Unido en 1841 y Estados
Unidos en 1842. Siendo para algunos el primer tebeo publicado en el país
norteamericano. Lo que hizo como suplemento del periódico Brother
Jonathan de Nueva York. De modo que la literatura en estampas de Töpffer es también una suerte de
temprana tira de prensa, además el
formato apaisado de las obras de Töpffer
se ajusta al de las futuras tiras diarias de prensa. El que el trabajo de Töpffer
fuera conocido en los Estados Unidos da que pensar sobre la posible
influencia que tuviera en los dibujantes que desencadenaron el fenómeno de las
tiras de prensa años después. Desde 1860 la editorial francesa Garnier
ha venido reeditando la obra de Töpffer.
Las
aportaciones de Töpffer no se
limitaron a sus obras gráficas. También escribió con intención didáctica un ensayo
sobre esta nueva forma de contar historias. En 1845 sacó a la luz Essai
de Physiognomonie, que parece una declaración de principios del
incipiente medio de comunicación al que estaba dando nacimiento: “Podemos
escribir historias en renglones, líneas, palabras: es la literatura propiamente
dicha. Podemos escribir historias con sucesiones de escenas representadas
gráficamente: es la literatura en estampas” - “el trazo gráfico no es tanto un
proceso sumido a las exigencias de la expresión como a las de la claridad… hay
que conferirle al objeto sus características esenciales”. “Hacer literatura en
estampas no significa constituirse en el obrero de una idea para salir del
paso… No es poner al servicio de una fantasía exclusivamente grotesca un lápiz
de naturaleza bufa. Tampoco se trata de desarrollar un proverbio o hacer juegos
de palabras: es inventar un drama real en el que todos los elementos
coordinados con el dibujo dan como resultado un conjunto; bueno o malo, pesado
o ligero, loco o serio, haber hecho un libro, y no sólo trazar una hermosa
palabra u ordenar un refrán en estrofas”.
El tratado viene ejemplificado con ilustraciones
de cosecha propia que redundan en la importancia que da a la caracterización de
personajes y sus expresiones. A
este respecto el estudioso Gombrich llega
a establecer una ley de Töpffer que
artícula la teoría y técnica del cómic y que considera vigente.
El
clarividente Töpffer fue consciente
de las posibilidades del medio. Así escribió en cierta ocasión: “Sin duda el
medio es susceptible de dar novelas, dramas, poemas como cualquier otro, en
ciertos aspectos, mejor que cualquier otro…” El tiempo acabaría dándole la razón, pero durante mucho
tiempo, y aún ahora, los tebeos se consideraron infantiles, simples, vulgares…
“Ha creado usted el medio y no ha visto todavía al último de sus
imitadores.” (El editor Dubochet a Töpffer).
Como
ya se ha dicho Töpffer tuvo pronto
numerosos imitadores. No todos lograron o quisieron difundir sus tentativas.
Así se tiene el caso de varios ilustradores victorianos entre los que destaca
el caricaturista Cruickshank o el de
los escritores y dibujantes ocasionales Thackeray
y Alfred de Musset. Los que sí
se adhirieron abiertamente a la fórmula de Töpffer
fueron varios artistas franceses entre los que sobresalen Cham, Doré (ya mencionados) y Nadar
con su Monssieu Réac de 1849. Sucesor de todos ellos fue ( también ya mencionado) Léonce Petit (1839 – 1884) al que
llamaron el Töpffer francés. Se
ha de hacer mención además de la obra del suizo Voyages
en Zigag de Töpffer, unas narraciones del suizo a propósito de las excursiones que
hacía con sus alumnos que parece influenciaron la historieta de Doré Des-agréments dún voyage d´agremént.
La
obra de Töpffer ha sido objeto de
estudio por Ernst Gombrich en Arte
e ilusión, en M. Töpffer invente la bande desineé de Thierry Groensteen y en Rodolphe Töpffer: Father of the Comic Strip,
escrita por el reconocido especialista en la génesis de los tebeos David Kunzle. Le Corbusier y director de cine Jean Chox admiraron al suizo y le consideraron como a un precursor
del cine porque sus historias están narradas de tal forma que podrían ser
rodadas tal cual. Opinión que comparte el dibujante de tebeos, ganador de un Pulitzer, Art Spiegelman, que nombra al suizo como “santo
patrón del cómic”. Otro
cineasta en el que ha calado la obra de Töpffer
es Jan Cocteau, así como en el
viajero escritor Pierre Loti que
escribió Les aventures de M. Pygmalion Piquemouche et de Melle influenciado
por el suizo.
Chris Ware, prestigioso creador de nóvelas gráficas y reputado teórico del cómic, dijo: “Está claro que Töpffer no sólo inventó el cómic, sino también al moderno historietista.
En
Francia se editaron agrupadas en un volumen las obras de Töpffer Monsieur Crépin y Monsier
Pencil. Así mismo se hizo en España en 2012 por la editorial El Nadir, que editó también la obra postrera de Töpffer Mr,
Cryptogramme en 2014 y Las
aventuras de Monsieur Vieux Bois en 2015.
REFERENCIAS •
Gravett,
Paul, 1001 cómics que hay que leer antes de morir, Grijalbo, Barcelona
2012. • Guiral, Antoni, Del tebeo
al manga: Una historia de los cómics 1, Panini. • Varios, Catálogo de la exposición Beatos, Mecachis y Percebes, Biblioteca
Nacional de España, 4 de octubre de 2018 a 13 de enero de 2019. • Töpffer, Rodolphe, Monsieur Crépin, Monsieur Pencil, El
Nadir, 2012. • Töpffer, Rodolphe y
otros, Pioneros del Cómic, El Nadir,
2014. • Töpffer, Rodolphe, Las aventuras de Monsieur Vieux Bois, El
Nadir, 2015. . •
Caran d´Ache, Un
historietista del Fin de Siecle, El Nadir, 2013.
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